Plaza San Martín - 15 pm

9/17/2010
Cómo me gusta plaza San Martín. Estoy secretamente enamorada del muchacho que toca la gaita después del mediodía. No está todos los días, pero cuando lo escucho me siento muy cercana a hacer un viaje largo y conocer lugares nuevos. En realidad, si me pongo las pilas, podría. Es cuestión de organizarse. Si dejo de salir tanto y agarro varios laburitos freelance puedo ahorrar y en un año y medio irme a Europa o a la India. O a Tailandia, aunque no hablo el idioma. Hindú tampoco, en realidad. También me gustan las mañanas como la de hoy, soleadas pero con viento. Clima para saquito, diría mi vieja, que tiene los brazos gordos y rollos en la cintura como yo.

Igual no hay nada más lindo que el comienzo de la primavera. En Quilmes los tilos dan flores y todas las calles se llenan de perfume, pero en plaza San Martín no hay olor a nada más que a humo o a camión. Siempre paso por ese bar tipo parisino de la esquina de enfrente, al lado del Palacio Paz. Nunca entré, pero me imagino que la gente elegante toma ahí su té con tarte tatin.

El cambio de aire siempre me pone de buen humor. La gente trae tápers y almuerza relajada. Los bancarios se arremangan las camisas y las mujeres cierran los ojos y miran al cielo, convencidas de que esos cinco minutos se van a convertir, con el transcurso de las semanas, en un bronceadito saludable. Es mentira, pero ellas lo siguen haciendo.

Uh, ¿y esos? Un chico y una chica de, como mucho, 18 años. Les paso por al lado y veo que ella medio que está llorando. Él le debe estar diciendo que está todo bien, que la re "aprecia" pero que en este momento no está buscando nada serio. Y ella le dice, seguro, que no entiende, que por qué ahora, si estaban súper. Estoy convencida de que él le explica que, de verdad, no es nada personal, que le tiene "el re cariño", pero que no le quiere mentir, que él va de frente y no la quiere lastimar. En realidad está tratando de que ella no se ponga a gritar en el medio de la plaza, pero tiene bien claro que tiene ganas de aprovechar la primavera y coger con otras minitas. Supongo que eligió la mejor época para dejar a la chica, porque ya pasó el invierno de ver películas en el sillón y empiezan las birritas con maní o palitos tipo siete y pico. Este es el momento del levante por excelencia, porque después ya hace demasiado calor.

Ella sigue con los ojos llenos de lágrimas y él le agarra las manos en el exacto instante en que ella entiende que, en serio, se terminó. Y yo sigo de largo, igual de enamorada del gaitero que siempre. Ojalá este año me pueda ir de vacaciones.

3 comentarios:

  1. Anavril said...:

    La plata mejor gastada es en viajes!!
    Mira que despues te cae la vida encima y tenes que esperar!!!!

    Lo sé perfectamente, porque este años nos fuimos con la nena de 5 años!! pobre, camino durante una semana 7 horas por día promedio!!!!!!

    Quien te dice...tal vez te vayas con el Gaitero!

  1. Mili said...:

    Que loco! Aca en Londres la maniana estuvo igual! me tome un cafecito en el patio, con pantalon pijamas y sweter pensando... que lindo el dia con sol y fresquito... :)
    Y andate de viaje!!! no lo dudes!! venite para Europa! A Londres! :)

  1. sebaandrada said...:

    No puedo creer lo bien que escribís.