Mirá, forra, me importa tres pitos que tengas 20 años y el intelecto de una ameba y que ahora te veas obligada a cambiar pañales porque tu novio no se supo poner un globito.
Primero fue el perrito descontrolado, y te avisé. Después fue que le tirabas la llave por el balcón a tus amigas -que son igual de fronterizas que vos- para no bajar a abrir.
Más adelante te recordé que colocaras un balde en tu balcón para que tu frío-calor inmundo no me siguiera oxidando la baranda.
El mes pasado te expliqué que si seguías dejando la puerta de calle de par en par te podían entrar a robar.
Pero esto ya es too much. O apagás el reggaetón o te bajo todos los dientes de un bife.
>> Lo que tengo en cuenta:
Me da paja subir y ya sería como la quinta vez que me subo a quejar por algo.
Algún día podría necesitar un favor de estos soretes y mejor no tenerlos en contra.
>> Lo que hago:
Cuelgo el siguiente cartel en el ascensor:
Obsérvese la ira absoluta en la caligrafía. El texto reza:
Vecinos: El reglamento de copropiedad está para algo. Respetemos a los que trabajan temprano. Evitemos el reggaetón a las 12 de la noche. Es mucho pedir o tenemos que ir a tocarles el timbre? Gracias.
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