relleno de dulce de leche

Es temprano. Tengo fiaca, hace frío y sé que si llego tarde al trabajo después me voy a tener que quedar hasta la noche para completar el horario.

Pero nada me detiene. Estas caderas se van a poner firmes así sea lo último que haga. Me calzo los joggings violetas, el buzo a rayas y las llantas y salgo rumbo al gimnasio.

Y ahí es cuando me cruzo con al menos seis fleteros y uno de ellos exclama en voz alta:

"¡El cañoncito simpático .... ¡El mejor de todos!"

Le tendría que haber contestado "te equivocás... simpático no, forro", pero qué se yo, llegaba tarde al gym y además me dio vergüenza.