Odisea

8/01/2006

Resulta que me compré este mueble en falabella, y me lo trajeron hoy a la mañana.

Habíamos quedado con Pepo y mi viejo que me ayudaban a armarlo. Como siempre, mi viejo tenía que laburar (some things never
change... pero no me quejo porque me regaló la mitad él), y pepo se levantó a la una y media del mediodía. Llegó a eso de las dos y procedió al armado, desestimando mi ayuda.

Luego de más de cinco horas de verle la raya del orto cuando se agachaba, luchando con las veinte tablas pedorras que integran el mueble, decidió irse, no sin antes avisarme: "ah, la tabla del medio está al revés".

Yo aprecio mucho su ayuda, pero ¿era necesario irse sin atornillar las tablas de la base? El mueble ya estaba parado. Mirando un poco el desastre, me percaté de que también faltaba colocarle la parte de arriba y las puertitas y el zócalo de abajo, y atornillar todo.

Fabuloso, pensé. Solamente tenía que acostar el mueble y trabajar tranquila. Demás está decir que casi muero sepultada por todas las tablas que "alguien" había dejado flojas, que cayeron estrepitosamente. Arreglé la tabla del medio.

En mi desesperación por terminarlo hoy, ya que tengo mi casa hecha un recontraquilombo con todo tirado, les toqué el timbre a Ariel y TM. Ariel me ayudó a parar nuevamente el mueble y me ofreció herramientas, y TM me preguntó si me había pasado algo (se me había caido el martillo al piso y había hecho mucho ruido).

Una vez hecho esto comencé con la parte de arriba, sólo para darme cuenta de que todas las tablas de la base están puestas al revés, lo cual me devuelve al punto de partida. Ahora tengo que volver a acostar el puto mueble del orto y la concha de su madre y desatornillarlo todo para arreglar ese desperfecto.

Creo que pueden todos hacer cola y chuparme la concha de a uno.

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