9/17/2007
Anoche soñé que me levantaba y mi marido ya se había ido. Había dejado el toallón tirado, el baño inundado, platos y tazas sin lavar, pilas de papeles sobre la mesa, dos pares de zapatillas debajo del sofá, ropa sobre las sillas, el diario abierto en la cocina, la mesada llena de migas, la bolsa de la basura rebalsando de cáscaras.

Iracunda, intentaba enviarle un sms lleno de insultos horribles, pero no lograba presionar las teclas correctas.

Me desperté con el brazo sobre la mesa de luz buscando el teléfono celular. Eran las seis de la mañana, y él se estaba planchando una camisa. Lo amé profundamente.

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