La vida de Ariel y TM sigue siendo un infierno. Y por ende también la mía, ya que me tomé vacaciones la misma semana que ellos.
Las discusiones comienzan al salir el sol y nunca terminan. Bah, o sea que tampoco comienzan, sino que es una pelea ad infinitum:
- ¡Ponete en la escalera, pelotuda, informale a todo el edificio "el pelotudo de mi
marido..."!
(no hace falta, chicos, ya todos sabemos que Ariel es un pelotudo)
- Acá no quiere venir nadie nunca!
- ¡¡No viene nadie porque sos una loca histérica!
(Esto es absolutamente cierto, pero debemos recordar que Ariel odia a su familia política, y los veía todo el tiempo solamente porque TM no se movía de la casa si Ariel no estaba con el auto.)
- ¡¡¡Hijo de puta me vas a hacer agarrar un ataque de locura!!
(ajaja, good one! ¡Tenés una chispa, Jime...loca linda!)
- ¡¡¡Basta, me tenés harrrrto, podrido hija de puta!!! ¡¡Me voy a la mierda, estoy cansado, cansado, cansado CANSADO!!!
(Bueno, pero acordate que en 10 días me tenés que dar los 35 del cable)
Ay... cuando las discusiones son por dinero todo se complica. Ella cree que el debería pedir más plata en el laburo, y que los hermanos lo están cagando. Él cree que ella debería dejar de gritar como una loca desquiciada, y por otra parte no soporta a su suegra. Ella en realidad detesta a la mamá de Ariel, quien aparentemente sería una "zorra".
Pronto tendremos un clip con lo mejor de las discusiones, para que ustedes, mis queridos
lectores, puedan apreciar la magnitud de los gritos de esta gente que ya mantiene en vilo
a todo el edificio.
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