5/17/2006

El sábado estábamos en Café Sur, en Bernal, almorzando con mami, hablando de ropa y zapatos y cosas de mujeres. En eso llegan otra madre con su hija. La madre, oxigenada, jeans probablemente de Ossira, camperita satinada de leopardo cortita, anteojos negros, flequillo planchado (un must en estas mujeres), maquillaje en tonos bronce.

Yo siempre creo que este tipo de madres sienten vergüenza de sus hijas si éstas no son tan monas, y en este caso la piba era normal, ponele, pero de esas que a los 35 se van a estar cayendo a pedazos. Morocha, cejuda, muy "argentina" ella, con esa cara característica mezcla cara de culo con cara de boluda, polera blanca. Posiblemente futuro gato de La Chocolatta.

Se sientan en la mesa de al lado.

Mi experiencia me lleva a afirmar que las señoras de más de 45 son las únicas que se comen los grisines de las paneras, y ésta no fue la excepción.

- ¿Este dip no tiene manteca, no? - preguntó rápidamente a la mesera, quien contestó que no, que se trataba de queso crema con ciboulette o algo por el estilo.

- ¿Qué pido, ma?
- A ver... hay pastas... que se pueden pedir con otras salsa ¿no? Que no tenga crema...
- ¿Si pido una milanesa?
- Podés pedir suprema, que tiene menos grasa.
- Bueno... la podría pedir con papas fritas ¿no?
- No, con papas al vapor, sin aceite, es mucho mejor porque no tienen grasa.


Finalmente se deciden a pedir:

- Una pechuga grillé con pure de calabaza, no le pongas manteca al pure, y una suprema con papas al vapor. ¡Suprema eh! de pe-chu-ga (porque tiene menos grasa).


Yo quisiera saber el número exacto de traumas que esta desgraciada le está generando a su hija, que, está bien, es un desastre impresentable, pero tampoco hay que mortificarla así. Mirá si mami me dice a mí que tengo el culo grande, ¡me muero!

Ya es suficiente garrón que tu madre sea una vieja recauchutada que no se hace cargo de su edad y tiene pretensiones de Catherine Fulop como para encima sentirte una dejada fea. Y qué poca autonomía también eh... Al margen, la gente que pide vegetales al vapor en un restaurant no es de confiar. Yo ayer casi cometo el pecado de pedir pechuga grillé con panaché de verduras y mi amiga me puso en mi lugar.

Hmmm, el que escribe el guión de mi vida se quedó sin ideas, porque siempre parece que escribo la misma historia.

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