No le pongo título

7/25/2005
Si de un día para el otro no hablara más con la mitad de la gente con la que hablo, no me importaría en lo más mínimo.

Si dejara de hablar con la otra mitad sentiría que me arrancan un brazo.

El 80% de toda esta gente puede alternar entre una mitad y la otra.

Soy insensible y cínica, pero una buena chica after all.

No sé por qué, pero pretendo caerle bien a todo el mundo. Y me sorprende enterarme de que no es así. ¿Cómo es posible, si soy un camaleón? (El camaleón, nena, el camaleón, cambia de colores según la ocasión, se acuerdan ese tema). Para todos tengo una cara, me puedo adaptar a todos. Es un don o un castigo.

0 comentarios: