Sesiones imperial + Flavor of the week

9/18/2009
El lunes estuve en la última edición de Sesiones Imperial, haciendo lo que más me gusta, que es figurar y creerme que soy re importante.

Esta vez el evento fue en el Maipo. Asistí con mi super best blogger friend Milton, y mi grandísimo amigo personal Fran, quienes junto a Manu Arnedo de Smowtion (me encanta redactar esto como si fuera Caras o Gente) le pusieron alegría a la noche al ritmo de la incesante circulación de deliciosas botellas de cerveza.

Para mí hubo varias cosas grosas:

1- Ver a Juan Palomino entrar disfrazado de revolucionario cubano con todo el sex appeal del mundo, y luego hacer eye-contact con él. Es TAN buenmozo que no tengo palabras. Si hacen la versión argentina de Dr. House, él tiene que hacer de Greg, la cara de malo le sale genial. Él es mi flavor of the week, aunque haya hecho la telenovela con Cris Morena.



2- Ver a Andy de amigovios. Andy ahora tiene barba, pero como todo child actor tiene ese aspecto de eterno niño y nos resulta imposible verlo como adulto. Me acordé de cuando Andy se hizo bueno, luego de ir a la colonia del colegio de Amigovios y entrar en contacto con niños "comunes", y no "chicos ricos" como él. Sí, me sé el nombre del actor: Guido Massri.

3- Ver a Geraldine Neumann comerse un cacho de pizza con total elegancia.



Pero además de para comer y tomar alcohol con absoluta impunidad, todos nosotros estábamos ahí para ver un recital íntimo de Catupecu Machu, que es una banda que ahora que no soy adolescente no escucho mucho, pero los banco a muerte. Le ponen mucha onda y me encanta mal el cover que hacen del tema de Massacre. Y también me gusta que no se vendieron y después de sacar el disco rockerito decidieron experimentar con cosas más electrónicas en su siguiente trabajo. Grossos, sí, los re banco. El cantante no podría caerme más simpático.


Como quilmeña, la Imperial es una de mis variedades favoritas dentro de las cervezas que produce la compañía que adopta el nombre de mi ciudad, por su sabor más que digno y especialmente por su gran relación calidad-precio.

Ah, lo mejor de todo fue pararme adelante de la pared de Imperial y sacarme una foto, minutos después de que Palomino y Geraldine Neumann hicieran lo propio. Me sentí cuasi famosa, no digo una celebridad pero sí una personalidad menor del mundillo. Me imaginé mi vida como eventera, las fotografías en revistas, la fama que llegaría de a poco... hasta que vino un fotógrafo, me corrió del hombro y me dijo "Me podés dejar el banner libre, por favor".

Qué gloriosos 12 segundos, señores, brindo con ustedes.

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