10/11/2005
Nada parecía alterar la calma. Sería una clase como cualquier otra. Joggins, botellitas de ser citrus, y esos horribles steps violetas y amarillos que te provocan unas ganas locas de usar calzas con polainas (whatafeeeliiing!).

Hasta que llegaron ellos. Una parejita. Aunque él tenía que ser gay. ¿Qué demonios hacía allí sino, rodeado de mujeres haciendo localizada?

Subo, bajo, subo bajo, you know the drill, casi me había olvidado que estaban esos dos en el fondo del salón, hasta que...

"OOoOOaaagrghh!!"


La cuestión es que el tipo se la pasó gimiendo toda la clase como si se estuviera echando el polvo de su vida cada vez que hacía un abdominal. Totalmente desagradable, y encima en musculosa.

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